viernes, noviembre 21, 2008

ESTRENO/ SANTIAGO DE CHILE





Material fotográfico de Yuri Canales de las funciones de Cuando hicimos Strindberg para la Universidad Finis Terrae. Santiago de Chile. Noviembre de 2008.

domingo, noviembre 16, 2008

DIARIO PERFIL


Ana Seoane escribió esto sobre nosotros.

VIVA DE CLARIN

sábado, noviembre 08, 2008

REVISTA NOTICIAS

Olga Cosentino escribe sobre nuestro trabajo.

sábado, noviembre 01, 2008

HOY EN CLARIN

"APENAS EL FIN DEL MUNDO", De Jean-Luc Lagarce

La ceremonia del adiós

Con Daniel Hendler y Valentina Bassi, la obra se centra en la imposibilidad de restablecer antiguos vínculos familiares.

Apenas el fin del mundo. El título de la obra que Jean- Luc Lagarce escribió en 1990 en Berlín, alejado de su Francia natal, dos años después de que le diagnosticaran sida, preanuncia la belleza y la melancolía -abrumadoras- de su texto. El primer elogio es, entonces, para este dramaturgo y director que murió en 1995, a los 38 años, durante un ensayo, con casi 25 piezas escritas, pocas de ellas llevadas a escena; muchas, ignoradas. El segundo elogio, para su traductor, Jaime Arrambide: es arduo capturar el lenguaje de Lagarce, tan libre, tan lírico, tan intenso. Gramaticalmente complejo: un lenguaje que vuelve sobre sí, se contradice, se reitera, se yuxtapone. Que da cuenta, en definitiva, de una de las tantas imposibilidades humanas: comunicar el mundo con palabras.

Y sin embargo, las de Lagarce tienen encanto desolador y amplio alcance: regresan, resuenan, crecen, se resignifican en la mente del espectador tras el final de la obra. Apenas... empieza con Louis (Daniel Hendler) volviendo a su casa materna después de años. Tiene una enfermedad terminal, que no funciona como núcleo dramático, ni siquiera como tema, sino como impulso que lo arrastra a reencontrarse con vínculos quebrados. Su viaje podría ser real o imaginario: la realidad no parece modificarse sino resurgir, irrevocable como el pasado, a través de monólogos que se cierran sobre sí mismos, sin conformar un relato colectivo: quejas, celos, remordimientos, disputas familiares que ya no pueden ser, ni serán, canceladas.

El diseño de iluminación de Alejandro Le Roux y la puesta del director Cristian Drut multiplican, con delicadeza, la sensación de soledad, fractura y ambigüedad temporal. El prólogo de Louis de cara a los espectadores, que bien podría ser una página literaria inolvidable, permite percibir a su familia detrás: en el centro del amplio espacio escénico, en penumbras, alrededor de una mesa. Con la llegada de Louis, los personajes se irán dispersando y comunicando a través de "diálogos", que más bien son monólogos lanzados a la cara de un hombre pasivo o acaso ausente, ya en los bordes de la casa, bajo halos de luz, en contraste con la oscuridad envolvente.

Suzanne (Valentina Bassi, de gran labor con un texto arduo, como el resto del elenco), hermana menor, parece aplastada por el conformismo o la resignación de no haber despegado de la casa. Antoine (Ignacio Rodríguez de Anca), hermano obrero (como los padres de Lagarce) guarda rencor y celos hacia Louis -escritor-, pero sobre todo resentimiento contra sí mismo. Catherine (Ana Garibaldi) es su esposa. La Madre -así, sin nombre- de los tres hermanos (Susana Lanteri) oscila entre la nostalgia del mundo familiar que se esfumó y la manipulación de sus restos.

En un monólogo interior, Louis concluye: "Comprendí que esa ausencia de amor de la que me quejo, y a la que siempre le endosé todas mis cobardías, sin que hasta el momento yo la viese, comprendí que esa ausencia de amor siempre hizo sufrir más a los otros que a mí. Me desperté con la idea extraña y desesperada y también indestructible de que ya me querían en vida como les gustaría quererme muerto, sin poder ni saber jamás decirme nada". No es un mero destello de poética amargura, sino de la esencia de una obra formidable.

 
Elegant de BlogMundi