lunes, abril 20, 2009

EL URBANAUTA

CRAVE
La potencia de la palabra.

por Verónica Bergner

Por cuarto año consecutivo, la obra de la dramaturga inglesa Sarah Kane se presenta en el circuito teatral porteño; y nuevamente la palabra invade el escenario. Cuatro voces hablan, se hablan, nos hablan, se contestan, se contradicen, se ignoran, se cruzan y nos cruzan. No hay un argumento lineal, no hay una locación espacial ni temporal; tan sólo cuatro cuerpos inmóviles: dos hombres y dos mujeres, sentados, mirando al frente, cada uno en una silla.

A diez años de su muerte, el director Cristian Drut hace que sus palabras se sigan escuchando, privilegiando su contundencia, a través de un coro de voces que discurre sin detenerse hasta el final, mientras que los cuatro cuerpos permanecen estáticos.

A través de la palabra se sueña, se anhela, se sufre, se intenta pero el cuerpo no acompaña. Sólo permanece, disociado, impotente frente a todo aquello. Al mismo tiempo, este contraste es acompañado por proyecciones que atraviesan a los actores y tiñen la pared a sus espaldas y a sus costados, mutando continuamente, sin imágenes figurativas, tan sólo formas que acompañan a las voces sin definir o especificar tampoco demasiado.

La puesta pone en un primer plano al texto, desafiando a los actores que con poco margen para el movimiento, acudiendo a gestos precisos, casi imperceptibles, tendrán que transmitir la fuerza de sus líneas. La tarea no es fácil pero los cuatro actores logran generar muchos momentos interesantes.

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